Una de las primeras actividades
que los/as docentes debemos realizar con nuestros niños y niñas a comienzo de
curso es el establecimiento de normas de la clase creando un contexto o marco
donde la convivencia sea lo más gratificante posible.
Ahí es donde entran a formar
parte de nuestras vidas esas pequeñas normas sociales, de higiene, de
alimentación y de trabajo que vamos aprendiendo poco a poco. Sin esas normas
adquiridas no tiene sentido el resto de aprendizajes. ¿Cómo trazar correctamente una letra sin saber hacerlo de forma limpia o sentado correctamente? ¿Cómo trabajar la
memoria y la comprensión si no se escucha con atención las explicaciones?
Para un adecuado progreso en
todos estos aprendizajes es fundamental conocer esas normas. Éstas se adquieren
con mayor rapidez y efectividad si son consensuadas entre todos y si van
seguidas de unas consecuencias positivas y negativas. Veamos un ejemplo de consecuencia
positiva (el niño realiza muy bien todas sus tareas y le dejamos que juegue con
su juguete preferido); consecuencia negativa (el niño se niega a recoger los
juguetes, por lo que la próxima vez sólo le dejamos sacar uno o dos, y no se
vuelve a la situación inicial hasta que no comprobamos que los tiene
recogidos).
Pues bien, el segundo día de cole
dialogamos sobre NUESTRAS NORMAS. Los niños y niñas fueron recordando algunas
de ellas de forma que construimos nuestro gran listado. Como ya tenemos 5 años,
podemos añadir un mayor número de normas y sus correspondientes consecuencias.
Así, las normas que hemos establecido
en clase han sido:
- Empiezo el día con una sonrisa.
- Compartimos las cosas.
- Jugamos sin pelearnos y nos cuidamos.
- Escuchamos con atención.
- Si gritas, no te escucho.
- Pido disculpas cuando me porto mal.
- Pedimos las cosas por favor y damos las gracias.
- Jugamos con nuestros amigos.
- Trabajamos en silencio.
- Levantamos la mano para hablar.
- Leo todos los días en casa.
- Tiro los papeles a la papelera.
- En case y por los pasillos no se corre.
Para afianzarlas, los niños y
niñas las representaron con pequeños teatros, la seño les echó unas fotos
dramatizándolas y posteriormente fueron impresas para poder pegarlas en clase
con el texto de la norma escrita. Así nos acordamos mejor de ellas y nos
divertimos al verlas. ¡Además, todos/as han salido guapísimos y guapísimas en las fotos!
Cada mañana, en la asamblea, las
repasamos junto a sus consecuencias. También a la entrada del recreo y,
finalmente, en la asamblea final. Éstas son recordadas de diferente manera:
jugando a adivinar mediante la foto la norma a la que se refiere, poniendo
ejemplos contrarios a las normas, cantando una canción, dramatizándolas…
En el aprendizaje de las normas,
los adultos jugamos el rol más esencial. Padres y maestros/as somos su punto de
referencia y sus modelos más próximos a imitar, por lo que de nosotros depende
que los niños adquieran y pongan en práctica estas normas. Como ejemplo de la
influencia que nuestro comportamiento juega en los niños y niñas dejo este
vídeo (elaborado por una asociación australiana en defensa del menor), que nos
permitirá reflexionar sobre todos estos aspectos.
Por último, una divertida forma
de recordar las normas básicas que se trabajan en la mayoría de las aulas es
visualizando el estupendo vídeo que creó el maestro David Miralles titulado: “Educación infantil. Corto sobre
normas.
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